jueves, 18 de octubre de 2007

LA CULTURA SICAN



Mito de Naylamp
Recogido por el cronista Miguel Cabello de Valboa, dentro de su obra Miscelánea Antártica (1586). Esta tradición oral fue narrada al cronista español por Martín Farrochumbi, cacique de Túcume.Los pobladores nativos Muchik de Lambayeque cuentan que hace mucho tiempo, vino desde la parte suprema del Perú, un hombre valeroso llamado Naymlap, dirigiendo una gran flota de balsas. Este señor Naymlap llegó acompañado de muchas concubinas, entre las que se encontraba su mujer principal Ceterni, así como un gran número de personas. Entre sus acompañantes sobresalían cuarenta oficiales, entre los que se encontraban Pita Zofi, encargado de tocar las trompetas de caracol; Ñinacola, encargado de cuidar sus andas; Ñinagintue, encargado de preparar su bebida; Fonga sigde, encargado de derramar polvo de conchas (Spondylus princeps) al paso de su señor; Occhocalo, su cocinero; Xam muchec, encargado de decorar su rostro y de sus unciones; Ollop-copoc, encargado de bañar al señor; y Llapchiluli, encargado de elaborar sus ropas de plumas.Naymlap y sus acompañantes arribaron en la desembocadura del río Faquisllanga, en donde dejaron sus balsas con la intención de ocupar el valle; y luego de caminar por media legua, se establecieron y construyeron unos palacios que denominaron Chot. En este lugar, colocaron un ídolo de piedra verde que llevaban consigo, y que representaba el rostro del señor. Este ídolo recibió el nombre de Yampallec, que quiere decir imagen de Naymlap.Habiendo vivido muchos años en paz, a Naymlap le sobrevino la muerte. Para que sus súbditos no se enteraran de su deceso, lo sepultaron a escondidas en el mismo aposento donde había vivido; y por toda la región propagaron la noticia que a Naymlap le brotaron alas y desapareció. Su ausencia fue tan sentida, que la gente con la que había arribado, a pesar de tener hijos y nietos en la región, y de estar encantados por esta tierra fértil; lo abandonaron todo y salieron a buscar al señor por todas partes. De esta manera, en Lambayeque solo quedaron los nacidos en esta tierra, que en aquella época representaban un gran número.Al desaparecer Naymlap, heredó el mando su hijo mayor Cium. Con Zolzoloñi, su esposa principal, y sus concubinas tuvo doce hijos varones; cada uno de ellos fue padre de una numerosa familia. Durante el gobierno de Cium, sus hijos se trasladaron a otras partes de la región para fundar otras poblaciones. Nor se trasladó al valle de Cinto, Cala se retiró a Tucume, mientras uno de los hermanos se fue a Collique. Llapchillulli, quien arribó con Naymlap y se encargaba de elaborar sus trajes de plumas, también se apartó con un grupo de gente y se estableció en el valle de Jayanca, donde permanecen sus herederos.Habiendo gobernado Cium durante muchos años, este señor ingresó en una bóveda subterránea, en donde murió. Esto lo hizo para que todos creyeran que también era divino e inmortal. A su muerte gobernó Escuñain, seguido por Mascuy, Cuntipallec, Allascunti, Nofan-nech, Mulumuslan, Llamecoll, Lanipat-cum y Acunta.El último gobernante fue Fempellec, quién tuvo la desdichada idea de sacar al ídolo de Naymlap (Yampallec) de Chot. Si bien no logró retirarlo, se le presentó el Demonio en forma de una hermosa mujer, que lo encantó y lo sedujo. Luego de este suceso, comenzó un diluvio que duró por treinta días, seguido por un año de sequía. Los sacerdotes entendieron que estos trastornos climáticos eran culpa de Fempellec, y para tomar venganza lo capturaron, lo ataron de pies y manos, y lo echaron en lo profundo del mar, terminando así la descendencia de Naymlap.Luego de la muerte de Fempellec, quedó el Señorío de Lambayeque sin gobernante, hasta que Chimo Capac conquistó estos valles, y puso a Pongmasa, natural del Reino Chimú, como señor de estas tierras. A su muerte, gobernó su hijo Pallesmassa, al que lo sucedió Oxa. En el tiempo de Oxa, se recibieron las primeras noticias de los Incas, quiénes andaban por la provincia de Cajamarca; con lo que empezó el temor de los señores de ser despojados de sus tierras. A Oxa lo sucedió su hijo Llempisan, seguido por Chullumpisan, su hermano Cipromarca, su hermano Fallenpisan, Efquempisan y Secfunpisan; durante el gobierno de este último entraron los españoles en el Perú.


1 comentario:

fantasmaguito dijo...

ya era tiempo que alguien tuviera una vocación de mostrarle al mundo lo valioso de nuestra cultura